Seven days with a whore: Tócate para mí.
Itachi Uchiha, metro setenta de alto, 19 años, ojos rojos como la sangre y cabello color ébano. Describirlo en una palabra: Sexy. De buena familia, el sueño de cualquier chica. Lamentablemente…No le atraen las chicas.
Sasuke, apodado Loveless, hombre, metro cincuenta de alto, 16 años. Ojos negros y profundos como la noche. Palabra que lo describe: Perfecto. Al alcance tanto de hombres como mujeres… que tengan dinero y paguen por él en el prostíbulo. Sí, es una ramera. Su frase favorita: –Puedo ser como quieras, tener la edad que quieras, verme como tú quieras, ser quien tú quieras…Amo-
Uchiha Itachi, trabajador como siempre se encontraba en su oficina firmando infinidad de papeles de todo tipo cuando un hombre sin avisar.
-¡HEY! ¡COMADREJA! ¿Por qué esa cara? Anímate hombre se viene tu cumpleaños ¿Vas a celebrarlo, verdad?- Dijo el hombre vivazmente y a los gritos.
–No tengo demasiadas ganas este año Kisame, y por favor ¿Podrías dejarme terminar mi trabajo? – Cualquiera pensaría que es una pregunta, pero tratándose del Uchiha, era, muy obviamente para los oídos de su mejor amigo y compañero de trabajo, una orden.
–Bien, bien. Tú sigue igual de amargado, no me importa. Entonces me quedare con tu regalo- Contesto burlón tratando de picar a la curiosidad del azabache.
– ¿Me compraste un regalo?- “¡Bingo!” Fue lo que sonó en la cabeza de Kisame cuando escucho la pregunta que trataba de sonar desinteresada.
– ¡Así es!- Contesto con una sonrisa de dientes afilados – Pero como no lo quieres me lo tendré que quedar– Contesto tratando nuevamente de blandir al trabajador Uchiha.
– ¿Qué clase de regalo? – Trato de preguntar con indiferencia pero su curiosidad lo delato.
–No, no, no. – Le regaño moviendo el dedo en señal misma a las de sus palabras – Si te lo digo no será sorpresa. Tienes que esperar a que te lo de. – Y reiteramos, ¡Bingo! Itachi se levanto de su silla con la excusa de “Es suficiente por hoy, me tomare el resto del día. Además, soy el jefe de la compañía y es mi cumpleaños ¡Carajo!”
Debían de ser como las 9:30 de la noche y Itachi Uchiha se encontraba solo en su casa esperando el “supuesto” regalo que su amigo fue “a buscar al auto”. Cansado después de todo un día trabajando decidió que merecía un descanso y sobándose las sienes trató de relajarse se bebió de un trago la copa de vino.
Buena era la hora en que sonó el timbre de la puerta y tuvo que ir a abrir. “Si llega a ser Kisame con mis amigos, juro que los decapito a todos” Se decía entre dientes. Grande fue su sorpresa al ver a un Adonis en tierra. ¿El nombre de aquella visión? Loveless. Un metro 50 de alto, 16 años, ojos negros y profundos como la noche. Al alcance tanto de hombres como mujeres… que tengan dinero y que paguen por él. Sí, una ramera. En este caso, una ramera contratada por el buen amigo de Itachi, Kisame.
Los 5 minutos que pasaron se volvieron eternos e incómodos para el mayor, y aburridos e indiferentes para el menor, que, con desgano e indiferencia hablo claramente
– ¿Uchiha Itachi, verdad? –
–Sí- contesto decidido y confundido Itachi saliendo de su aturdimiento. El más joven de los dos entrego una carta que decía y cito…
¡¡¡Tachan!!!... Nuestro regalo para ti... una semana con la ramera más cara de todo el prostíbulo… ¡Aprovecha que nos costó dinero!
Feliz cumpleaños comadreja.
P.D.: Necesita agua, comida, baño, donde dormir…y por supuesto “ñacañaca”
– Atte: Tus amigos: Kisame, Deidara y Sasori.
El gran Uchiha palideció, luego se coloreo toda su cara a rojo, luego volvía ser blanco, luego verde, luego volvió a tu tono de piel común, y volvió a ponerse rojo y reír tanto de los nervios como de las ideas disparatadas de su amigo. Detrás de esa carta había otro papel más grande y con muchas más palabras. Pero la primer línea que se encontraba en negrita decía claramente “Contrato de prostituta”
El mayor sonrió con picardía. Si ya estaba pagado para que desaprovechar. Alzo la cabeza y ahí estaba esa figura de un demonio angelical parado viendo las fotos que se encontraban en la repisa, esperando mínimamente que su “Amo” temporal dejara de cambiar de colores.
–Loveless– llamó con seguridad. El aludido se dio vuelta y vio como con una mirada sumamente lujuriosa el adulto joven alzaba el contrato
–Aquí está en contrato, ahora eres completamente mío ¿O no? – El joven le devolvió la mirada “apasionada”, y se acerco a él con pasos cortos. –Eres y serás mi esclavo por toda esta semana– El “Ángel de cuerpo podrido” no reacciono ante las palabras. Solo siguió con la labor automática que siempre cumplía.
Quito el estorboso saco negro, y desabrocho los botones de la camisa. Adiós también, al molesto cinturón.
Ante las caricias proporcionadas, el mayor comenzaba a gemir roncamente disfrutando de las expertas manos.
El menor, ni divertido ni perezoso sonreía con satisfacción, tantos años y obviamente sabía cómo moverse en el terreno del “amor”.
Simple, rápido y sencillo. Ya estaban en el suelo, desnudos y besándose, lenguas luchando y caricias por cada parte del cuerpo. Ese era su trabajo. Fingir el amor.
Loveless, nuestro joven Venus se sentó sobre el regazo del moreno y empezó a frotar lentamente sus miembros.
Cuando parecía que llegaría al final se separo y tumbándose en el suelo con mucha picardía
– Tienes cara de querer partirme en dos, ¿O me equivoco, amo? – Itachi, se levando y regocijó sus ojos con el panorama de la entrada del joven, de sus tersas y pálidas piernas, de su pene empalmado, su cuerpo que comenzaba a dar señales de sudor y su rostro sonrojado. Itachi, por supuesto el menos experimentado pero no más tonto, simplemente se paro y lo miro desde lo alto dando una orden. Ni movió los labios, pero era más que obvia.
“Tócate para mí”
Como por arte de magia, Loveless, comenzó a acariciar su miembro y gemir suavemente completamente rojo. Itachi, tomo la mano del menor y moviendo su cabeza en sentido de un NO rotundo, la acerco hacia otro lado…
– ¡Itachi! – Se escuchaba como gemía Sasuke mientras movía sus dedos en círculos, los sacaba, los metía, la tijerita, los volvía a sacar y los metía con más fuerza
– Ohhh ~ ¡Itachi! – El aludido, sentado en el sofá como un rey y con su pene erguido también de igual manera entre sus piernas, disfrutaba de tan sublime imagen, hasta que un comentario bastante interesante le interrumpió
–Uchiha, amo- Decía Loveless, a cuatro como perrito mostrando claramente como entraban y salían sus dedos en el bonito aro de carne – ¡Por favor! ¡Pártame en dos amo!- Suplicaba sensual y tiernamente el pequeño.
–Mi querido, te voy a partir en más de dos partes– Dijo el mayor con una sonrisa de oreja a oreja entrando en el chico de una estoca limpia.
Itachi no tuvo compasión alguna mientras embestía. Sasuke era una ramera y por lo tanto ya debía de estar acostumbrado a tener “algo” en su interior. Chasqueo la lengua para sacarse eso de la cabeza. La sola idea de eso empezó a asquearle hasta tal punto que sintió lastima por el joven al que estaba penetrando. Siguió, sin duda. Saco esa idea de la cabeza y comenzó a moverse más fuerte mientras el más joven gemía como poseso. Itachi, más que a gusto en el culo del menor donde su miembro era estrujado por las paredes internas, comenzaba a moverse más rápido y fuerte escuchando el golpe de caderas que se daba entre estocada y estocada.
– ¡AAAAHHH! ~ – Fue el gemido que lanzó Sasuke cuando la comadreja le golpeo la próstata. Itachi, complacido, salió casi completamente de él, y mientras recibía una mirada de reproche del jovencito entro de una estocada limpia golpeando fuertemente el lugar preciso haciendo que Loveless llegara al orgasmo y manchara todo el suelo con su semilla. Itachi mientras, sentía como era absorbido y estrujado por las paredes internas del muchacho que se contraían fuertemente por el placer del orgasmo anterior. Era la hora. Y dejando su semilla dentro del pequeño también pego un gran gruñido de placer.
– Delicioso– Dijo el Uchiha, más que satisfecho. Loveless con una sonrisa triunfante se levanto y acercándose al mayor le planto un beso en la boca. De lejos o de cerca podía admirarse como entraban y salían las lenguas en las bocas de los dos morenos. Cuando se separaron un hilo de saliva los unía y Sasuke se relamió los labios incitando al mayor. Este sonrío cómplice del joven pero se levanto y se dirigió a la cocina, tal y como estaba. Loveless, lo miro extrañado, y aun más cuando Itachi Uchiha atravesó la puerta nuevamente.
-Hey, ¿no quieres comer algo?- Que lujuria que emanaba esa voz. Que pasión emanaban esos ojos. Nuestra linda ramera se levanto y fue rápidamente a la cocina con una sonrisa cómplice y lujuriosa.
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Autor: Anna Kovacevich Contacto: https://www.facebook.com/lara.c.p.t.d
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